Ficha de partido
Hércules CF
4 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Rodri
7'
Rodríguez
42'
Descanso
45'
Rodri
70'
Xirau
85'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Hércules CF
Records vs Hércules CF
Máximo goleador: Amadeo Ibáñez (10 goles)
Goleador rival: Kustodic (5 goles)
Más partidos: Inocencio Bertolí (18 partidos)
Mayor victoria: 8 - 2 (14.11.1954)
Mayor derrota: 0 - 4 (18.03.1956)
Más repetido: 1-2 (9 veces)
Crónica
Por fin hemos visto en el marcador los alicantinos un rotundo tanteo de victoria sobre un conjunto de prestigio y rival regional de muchísimos años: el Valencia. Y por fin, tambien hemos visto al Hércules jugar con brío y ganar con todo merecimiento. El margen es, desde luego amplio, por lo que estoy seguro que causará sorpresa a los que no presenciaron el desarrollo del encuentro. Para los que lo vimos, nada tiene que extrañar. Se trataba hoy de un Valencia al que nada le iba en la contienda, que llegó a Alicante al parecer contrariado por tener que jugar este partido, alejándose de la ciudad del Turia, en la que estos días, este domingo, llegaba casi a su culminación la fiesta de las Fallas, que para todos los jugadores valencianistas es de diversión admirable. Unase a esto que por lo visto, por tener que jugar mañana en Mestalla un partido internacional muy importante para ellos, el Valencia se reserva de una manera icomprensible, pero claramente, hasta llegar a no dar una en el clavo.
Este de esta tarde, no fué el gran equipo que es el Valencia, siendo un conjunto mediocre que actuó sin gran empeño, más bien con una desgana contrastada y evidente en ambos tiempos. Así el Hércules, al que le salió un partido fácil, consiguió una victoria holgada y puesta en bandeja por el adversario. Pero esto no impide que la victoria por cuatro a cero, una victoria impresionante para lo que están acostumbrados a ver los herculanos, haya sido muy merecida, como ya dije antes. El Hércules dominó todo el partido a fuerza de un gran pundonor como hace muchas fechas que no lo veíamos. Fué el que mandó siempre en el juego y el que más o menos hizo cuanto le vino en gana con con su fácil adversario de esta tarde. Lo triste es pensar que esta victoria ya no enmienda nada, salvo salir del bache de los nueve puntos colistas, en el que el Hércules estaba atascado desde hace muchas fechas, un mal bache. Los cuatro goles del encuentro parece como si fueran un epitafio de una tumba o como cuatro claveles que haya de poner sobre la sepultura que quieren hacerle al Hércules en Primera Liga. Demasiado tarde, técnicamente, este rotundo éxito y conseguido porque al Valencia no le importaba ya que lo goleasen. Estaba visto esta tarde que los once de Mestalla pensaban más en salir del paso como fuera en un partido de trámite que en la puntuación para una más decorosa posición en la tabla.
Los goles se marcaron dos en cada parte. El primero a los seis minutos. Sacó Armengol un golpe franco cerca de la puerta de Timor y Rodri remató de cabeza a la red maravillosamente. Comienza a diluviar entonces y el escasísimo público que vino a La Viña se fué yendo porque en este campo no hay tribuna cubierta y todos huyeron del agua. A los cuarenta y un minutos del primer tiempo, en un barullo en la portería de Timor, muy flojo esta tarde en Alicante, mejor diríamos pésimo, Rodriguez, oportunísimo, metió el pie y marcó el segundo tanto. En el segundo tiempo, de nuevo Rodri, muy afortunado, a los veintitrés minutos, largó un tiro fenomenal que rebotó en el travesaño, cayendo dentro, aunque la pelota, por efecto del bote, salió hacia fuera dentro del campo y fué despejada por un defensa. El árbitro, sin embargo, concedió el tanto que era el tercero para el Hércules, ante la pasividad del conjunto valenciano, que ni protestó siquiera. En otra ocasión, este gol hubiese seguramente provocado las iras de todo el equipo valenciano, o por lo menos sus protestas. Pero como todo le daba igual al Valencia esta tarde, sus jugadores ni siquiera protestaron. Finalmente, a los cuarenta minutos, con el partido terminando ya, insulsamente, Xirau avanzó solo, sin encontrar oposición en el desmadejamiento del Valencia, de un fuerte tiro lejano consiguió el cuarto gol. Cerró así el ramillete para el Hércules terminando de rubricar la ofrenda en este epitafio que he dicho, pero que no se pondrá al Hércules porque será un club
señor de Segunda División el año próximo. Pero al fin, en una tarde lluviosa que mejoró en el segundo tiempo, el Hércules acababa de marcar cuatro goles, nada menos que contra el Valencia.
Finalizó el encuentro sin pena ni gloria ni esfuerzo, porque no hubo en el terreno ocasión ni en los graderíos. Y esto ya es algo y merece por lo menos que nos felicitemos como espectadores. Esto quiere decir mucho en Alicante, ya que se trata de un antagonismo regional antiguo. No cabe juzgar con exactitud y calibrar hoy la valía del Valencia ni del Hércules. La conocemos de otras tardes y no precisamente en La Viña. Dominó casi todo el tiempo el Hércules por Un entusiasmo raro, como queriendo aprovechar las facilidades que le daba el Valencia para romper un poco el hielo en que le tiene congelado la afición alicantina. Los jugadores del Hércules se esforzaron hoy muchísimo y esto hay que decirlo. Se les puso la cosa de cara cuando vieron el primer gol en el marcador, ellos, que no están acostumbrados a acertar a la primera. Y ello influye notablemente en su moral, influyó tanto, que por codicia se vieron dueños en el terreno, aunque en las pocas jugadas que se decidió a hacer el Valencia, se mostró mucho más conjunto que el alicantino.
Hubo más cohesión en el Hércules y mayor dominio, sobre todo. Llegó siempre mucho más suelto el ataque herculano ante Timor que la vanguardia valenciana ante Sebasantos. Los ases del Valencia no se esforzaron y a Wilkes lo anularon los del Hércules. A Mangriñán le quitaron su cualidad de secante. En el ala derecha valenciana falló Pasieguito y resultó nula. De los volantes, Sendra hizo un pésimo partido. Igual puede decirse de la defensa, en la que únicamente nos gustó Quincoces, pero a ratos. La defensa alicantina, en la que debutaba el nuevo elemento Galio, que estuvo bien, se mantuvo muy firme en todo el encuentro. Estenaga que actuaba por primera vez como defensa central, anuló totalmente al holandés Wilkes, y lo dominó siempre. Reaparecieron en esta alineación de hoy, después de larga ausencia, el uruguayo Rodríguez y Armengol, y los dos jugaron mucho. Por último, Benavente, que también se reincorporaba en el eje del ataque, pudo más que Quincoces, a pesar de haber sido éste el mejor de la defensa valencianista.
En resumen, un partido ganado por ancho margen y de manera meritoria por los alicantinos, que suplieron su desventaja técnica por un entusiasmo que en Alicante brilló por su ausencia en las filas del Valencia.
Este de esta tarde, no fué el gran equipo que es el Valencia, siendo un conjunto mediocre que actuó sin gran empeño, más bien con una desgana contrastada y evidente en ambos tiempos. Así el Hércules, al que le salió un partido fácil, consiguió una victoria holgada y puesta en bandeja por el adversario. Pero esto no impide que la victoria por cuatro a cero, una victoria impresionante para lo que están acostumbrados a ver los herculanos, haya sido muy merecida, como ya dije antes. El Hércules dominó todo el partido a fuerza de un gran pundonor como hace muchas fechas que no lo veíamos. Fué el que mandó siempre en el juego y el que más o menos hizo cuanto le vino en gana con con su fácil adversario de esta tarde. Lo triste es pensar que esta victoria ya no enmienda nada, salvo salir del bache de los nueve puntos colistas, en el que el Hércules estaba atascado desde hace muchas fechas, un mal bache. Los cuatro goles del encuentro parece como si fueran un epitafio de una tumba o como cuatro claveles que haya de poner sobre la sepultura que quieren hacerle al Hércules en Primera Liga. Demasiado tarde, técnicamente, este rotundo éxito y conseguido porque al Valencia no le importaba ya que lo goleasen. Estaba visto esta tarde que los once de Mestalla pensaban más en salir del paso como fuera en un partido de trámite que en la puntuación para una más decorosa posición en la tabla.
Los goles se marcaron dos en cada parte. El primero a los seis minutos. Sacó Armengol un golpe franco cerca de la puerta de Timor y Rodri remató de cabeza a la red maravillosamente. Comienza a diluviar entonces y el escasísimo público que vino a La Viña se fué yendo porque en este campo no hay tribuna cubierta y todos huyeron del agua. A los cuarenta y un minutos del primer tiempo, en un barullo en la portería de Timor, muy flojo esta tarde en Alicante, mejor diríamos pésimo, Rodriguez, oportunísimo, metió el pie y marcó el segundo tanto. En el segundo tiempo, de nuevo Rodri, muy afortunado, a los veintitrés minutos, largó un tiro fenomenal que rebotó en el travesaño, cayendo dentro, aunque la pelota, por efecto del bote, salió hacia fuera dentro del campo y fué despejada por un defensa. El árbitro, sin embargo, concedió el tanto que era el tercero para el Hércules, ante la pasividad del conjunto valenciano, que ni protestó siquiera. En otra ocasión, este gol hubiese seguramente provocado las iras de todo el equipo valenciano, o por lo menos sus protestas. Pero como todo le daba igual al Valencia esta tarde, sus jugadores ni siquiera protestaron. Finalmente, a los cuarenta minutos, con el partido terminando ya, insulsamente, Xirau avanzó solo, sin encontrar oposición en el desmadejamiento del Valencia, de un fuerte tiro lejano consiguió el cuarto gol. Cerró así el ramillete para el Hércules terminando de rubricar la ofrenda en este epitafio que he dicho, pero que no se pondrá al Hércules porque será un club
señor de Segunda División el año próximo. Pero al fin, en una tarde lluviosa que mejoró en el segundo tiempo, el Hércules acababa de marcar cuatro goles, nada menos que contra el Valencia.
Finalizó el encuentro sin pena ni gloria ni esfuerzo, porque no hubo en el terreno ocasión ni en los graderíos. Y esto ya es algo y merece por lo menos que nos felicitemos como espectadores. Esto quiere decir mucho en Alicante, ya que se trata de un antagonismo regional antiguo. No cabe juzgar con exactitud y calibrar hoy la valía del Valencia ni del Hércules. La conocemos de otras tardes y no precisamente en La Viña. Dominó casi todo el tiempo el Hércules por Un entusiasmo raro, como queriendo aprovechar las facilidades que le daba el Valencia para romper un poco el hielo en que le tiene congelado la afición alicantina. Los jugadores del Hércules se esforzaron hoy muchísimo y esto hay que decirlo. Se les puso la cosa de cara cuando vieron el primer gol en el marcador, ellos, que no están acostumbrados a acertar a la primera. Y ello influye notablemente en su moral, influyó tanto, que por codicia se vieron dueños en el terreno, aunque en las pocas jugadas que se decidió a hacer el Valencia, se mostró mucho más conjunto que el alicantino.
Hubo más cohesión en el Hércules y mayor dominio, sobre todo. Llegó siempre mucho más suelto el ataque herculano ante Timor que la vanguardia valenciana ante Sebasantos. Los ases del Valencia no se esforzaron y a Wilkes lo anularon los del Hércules. A Mangriñán le quitaron su cualidad de secante. En el ala derecha valenciana falló Pasieguito y resultó nula. De los volantes, Sendra hizo un pésimo partido. Igual puede decirse de la defensa, en la que únicamente nos gustó Quincoces, pero a ratos. La defensa alicantina, en la que debutaba el nuevo elemento Galio, que estuvo bien, se mantuvo muy firme en todo el encuentro. Estenaga que actuaba por primera vez como defensa central, anuló totalmente al holandés Wilkes, y lo dominó siempre. Reaparecieron en esta alineación de hoy, después de larga ausencia, el uruguayo Rodríguez y Armengol, y los dos jugaron mucho. Por último, Benavente, que también se reincorporaba en el eje del ataque, pudo más que Quincoces, a pesar de haber sido éste el mejor de la defensa valencianista.
En resumen, un partido ganado por ancho margen y de manera meritoria por los alicantinos, que suplieron su desventaja técnica por un entusiasmo que en Alicante brilló por su ausencia en las filas del Valencia.